martes, 3 de junio de 2008

LA PRESA, NAYARIT


Enrique Avalos Hernández.


Segundo Semestre de 1968-1969. Lo que me había llevado a la “Airosa del Sur” había concluido, por lo tanto, tenía que regresar a la décima zona escolar con cabecera en Santiago Ixcuintla. El Profesor Salvador Langarica Cabrera quien había sustituido al Profesor Cobos en la Inspección Escolar, me dio todas las facilidades y me adscribió en la Escuela Primaria Federal “Presidente Cárdenas” de la comunidad de la Presa, municipio de Santiago Ixcuintla. Enrique Avalos Hernández era el Director, había sido mi condiscípulo en la primaria y la secundaria y con el resto de las amigas del personal, se encargó de que mi reincorporación fuera feliz y de enseñarme los secretos legales e ilegales de las peleas de gallos, a los que mi tocayo era muy aficionado.

La Presa, era una comunidad conurbana de la cabecera municipal, lo que me daba la oportunidad de recrearme entre los emblemas santiaguenses de origen que son parte de mi esencia, tales como: El Cerro de La Cruz, el Río de Santiago, el Templo de La Ascensión, la Feria de Primavera, mis escuelas la EMO y la Secundaria No. 1, los amigos que están y los que se han ido, así como, los barrios de mi reandar posmorten. En cualquier esquina o recoveco, de La Presa o de Santiago, borbotean recuerdos con proyección etérea de infancia y adolescencia.

El segundo semestre, siempre se siente más rápido que el primero, creo, que es porque el primero transcurre entre meses de pocas suspensiones, que estamos más cerca del principio que del final y le precede un periodo vacacional de dos semanas, mientras que el segundo semestre, transcurre entre meses con más festividades, que se sienten los aires de vacaciones y le precede un receso escolar de seis semanas, esta sensación todavía es mas notable en una región tan rica como la de Santiago Ixcuintla, donde se tiene que ser partícipe de las fiestas religiosas, de fundaciones de ejido y las de Primavera, del Elote, del Tabaco y otras, que se organizan por todas las comunidades, para que se compartan entre todos, los beneficios económicos que los campesinos “cultivan y cosechan”.


El segundo semestre paso raudo y veloz, entre compañeros nobles y sinceros, lo ideal hubiera sido prolongar mi permanencia entre ellos, pero ya me gusta la “mala vida” en sentido figurado y era necesario regresar a donde se aletarga el río Grande o de Santiago y así sucedió, como me cantara a mi retorno la magnífica Profesora Laura Vega Bernal: “ya vine de donde andaba, se me concedió volver, a mi se me "afiguraba", que no lo volvería a ver”.

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